Un extraño pueblo
n una casa inmensa vivía un ancianito, la casa tenía 60 habitaciones y 600 baños, nadie sabe por qué había tantas habitaciones ni tantos baños, ni mucho menos por qué el ancianito vivía solo en una casa tan inmensa. En dicha casa solo había techos, pisos y paredes, pues estaba desprovista de mobiliario, a excepción de un viejo camastro donde el ancianito dormía en las noches y una mecedora donde pasaba el resto del día, después de que regresaba de la iglesia donde se instalaba desde tempranas horas a ejercer de pordiosero.
En ancianito no quiso nunca abandonar la vieja casa ni mucho menos dar entrada a nuevos inquilinos que pudieran hacerle compañía. Muchos curiosos, queriendo descubrir el misterio de la casa de 60 habitaciones, intentaban entrar en ausencia del ancianito, pero nunca pudieron penetrar más allá de la sala, pues la casa se pintaba de un color azul intenso y el piso se pintaba de rojo, lo cual producía terror a los invasores y salían huyendo llenos de terror.
Cuando el ancianito murió jamás se supo de la casa pues en la mañana después de su muerte solo quedó el sitio despejado de donde estaba la casa de la cual no quedó ni el menor rastro. Muchos dicen que esta una historia pueblerina para que los habitantes vivan atemorizados y abandonen el pueblo. Pero nada de eso se pudo lograr, lo único que hicieron los habitantes de aquel pueblito fue que, para evitar problemas como este asunto, se pusieron de acuerdo y nunca nadie más en el pueblo construyó casas con 60 habitaciones. Ni siquiera los hoteles, que apenas tenían 59 habitaciones, y eso hizo que vivieran felices y se olvidaran de aquella historia que una vez estuvo a punto de enloquecer a todos los habitantes de aquél extraño pueblo.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
28/12/2010
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