Palabras escapadas
s de noche, estoy sentado en una silla de hierro, con mis codos apoyados en una vieja mesa de vidrio; puedo adivinar en su inestable posición que está cansada de mis escritos.
Estoy intentando drenar el flujo de palabras que se agolpan dentro de mi, frases que se atiborran queriendo salir en estampida, y por falta de espacio se quedan apresadas y un desmayo inusitado les impide salir.
Las pienso y las pronunció en voz baja, bueno es tan baja la pronunciación que casi las escupo. Si, escupo las palabras para evitar que su sonido se convierta en sentencia que retumben en el espacio y delaten mi existencia.
Finalmente abro el portón de mi impaciencia y voluntariamente las dejo que escapen en veloz carrera para poder así, tomar un breve descanso. Su presencia me agota, pues constantemente martillan mi cerebro y me conducen al paredón de la pluma, donde veo vaciar la tinta inmisericorde que les de su libertad al mundo exterior, donde ya libres de mi cárcel mental, podrán ser fácilmente leídas.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
23/04/2010
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