Un sueño que parece brillar
er o pretender ser una estrella es algo muy bello e inocentemente imposible. De sobras sé que sólo es una luz muy tenue en el perspicuo firmamento; pero esa estrella se conecta con otra compañera, y sucesivamente unas engarzan su brillo con las otras, formando un entramado diamantino de fulgores admirables. Sí, querer ser una estrella y morar en el cielo de la noche es como lucir ese bonito sueño ya soñado: ¡ora que tenemos presente, ora que ya teníamos olvidado! Sin embargo, voy a hacer otra cosa y a convertirme, una vez más, en el agua de la vida que contiene un gran lago donde remansan los sueños y que tal vez puedan reflejar las estrellas en las noches venideras y así parecerá como si las tuviera todas juntas dibujadas en mi mano.
Ahora vuelvo a tener miedo: El horizonte se cuaja de negros nubarrones, amenazadores de las más horrendas tempestades. El azul de la mirada se pierde y los sueños se funden con el gris de la tormenta y todo entra en una vorágine inexplicable que es difícil determinar su pronóstico. Y el sonido amigable del viento en las ramas, se vuelve tornado, enloquecido, que me arrastrará lejos, hacia horribles o inciertos lugares; pero lejos, al fin y al cabo.
¡Oh… lejos de mi vida, lejos de todo lo que he soñado!
J. Francisco Mielgo
01/10/2024
www.dibucuentos.com
Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.