Presente, futuro o... ¿sólo pasado?
o sabemos nada del ayer, que se esfumó como el humo; desapareció para dejar paso al hoy, que lo tenemos colgado en nuestra frente y que intenta decirnos que mañana seguirá estando aquí, a nuestro lado, ya que sólo somos capaces de vivir en presente. Y, sin embargo, sólo tenemos recuerdos, estamos hechos de todo aquello que hemos vivido en un pasado más o menos lejano. No obstante, y a pesar de que sólo vivimos el presente y que nuestra mente vaga por los recuerdos de los que estamos formados, nuestro deseo sigue siendo vivir en el futuro, en ese mañana incierto pero deseado, aventurado pero soñado. Allí estaremos, en ese futuro que, por supuesto, será presente para después formar parte del pasado, sólo pasado… todo en olvido…
Y al fin llegará ese día en que vivamos en pasado, o mejor dicho: el pasado será la única vida, la única existencia. Sólo pasado, lejano, frío y oscuro, quizás vislumbrado, pero pasado al fin y al cabo. Y en eones de existencia sólo habrá pasado: la confusa realidad de ese ayer lejano que nadie sabe dónde deambulará, pero que nos encierra a todos en alguna parte del Universo para quizás devolvernos… ¿dónde…? ¿Tal vez a un futuro más o menos lejano para que todo vuelva a ocurrir de nuevo? Sí, tal vez… Y como sólo somos capaces de vivir en presente, viajemos pues envueltos por esa niebla intemporal y a través del evo del tiempo hasta que el azar cósmico o tal vez una planificación esmeradísima en el Universo nos devuelva a nuestro ansiado futuro para volver a nuestra metódica existencia presente y poder recordar con ahínco nuestro reconfortante pasado vivido.
J. Francisco Mielgo
30/05/2006
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