Los creadores
o soy la mano que modeló las impresionantes esculturas que presenciamos en los imponentes puentes, la misma mano que pintó los bellos cuadros que se cuelgan en las pinacotecas de los más grandes museos, esa mano que construyó los más vistosos y emblemáticos edificios.
Yo soy la mente que ordenó a la mano escribir las más grandes obras del pensamiento, quien se detuvo en edificar y componer la armonía de la música para que la mano pudiera expresarla y quedara patente como una de las grandes creaciones que en el decurso de los tiempos ha habido.
Y yo soy la boca que expresa, comunica y trasciende todo aquello que piensa el cerebro y que luego realizará la mano. Sí, soy la importantísima boca, la que se atreve a aseverar que el ser humano es un gran creador: ¡el mejor creador!, capaz de realizar grandezas y bellezas insospechadas, casi de perfecciones ilimitadas; pero entonces mis ojos descubren los ríos, el mar; mis ojos observan las montañas y descubren los grandes bosques y también el cielo infinito con sus rutilantes estrellas y pienso que el creador, el gran Creador es Dios, nosotros sólo somos ingenuos aprendices.
Autor: J. Francisco Mielgo
18/01/2010
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