Florilegio reflexivo
zul es el tiempo venidero
Y azules los días y el viento,
Azul es una sonrisa y un recuerdo
Y azul el amor y los bellos sentimientos.
Azul una mirada limpia
Y azul, muy azul, es el mar y el cielo.
* * *
Volveremos la vista atrás
Para observar lo andado,
Por si alguien nos siguiera,
Por si el camino no estuviera
Y no hubiéramos caminado.
Con el mismo pesar de siempre,
Por el camino de la muerte
El polvo nos va abrazando.
Y de él ya no podemos huir
Pues en polvo nos vamos quedando.
* * *
Soy una pluma viajera
Que siempre lleva el viento.
Voy cargada de grandes
Y de pequeños sentimientos:
De aquel quien me sopló
Y por todo el mundo arrastró
Hasta llegar a tus manos.
* * *
Brindaré por el nuevo día
Que con la partida de la noche ha llegado.
¡Que vuelvan las antiguas ilusiones
Y los más bellos y hermosos gozos
Del reino de los corazones!
* * *
Somos nómadas de grandes desiertos de arena
Y de mares encrespados de olas;
Somos viajeros de asfalto y negras carreteras,
De caminos ondulados y senderos de piedra;
Somos caminantes del viento del este
Y de la floresta del bosque,
Salpicada de verde y de tierra;
Somos peregrinos de grandes sueños e ilusiones,
De los mayores sentimientos
Y de las negras orillas de las decepciones.
* * *
La flor que brotó de la lágrima
Vertida en un cristal transparente
Que rompió la piedra dura
Que del cielo cayó una noche
Cuando lloraba la luna
* * *
Luchamos contra las sombras que nos rodean,
Contra todo lo oscuro que nos viene en la vida,
Luchamos contra la negra noche que es larga
Y contra todo el peso del mundo, que nos amarga.
* * *
Caballo gris que corre al viento,
¡Noble alma de bravura encendida!
Que trota fugaz por la senda del tiempo
Sin lograr jamás hallar la salida.
* * *
Me gustaría saber que era mía
El agua azul de la melancolía.
Y dejar de beber me gustaría
Aunque sé que al final moriría.
* * *
Siempre hay una brillante estrella
Para quien alce la mirada en la noche,
Para que en mi corazón no haya un solo reproche
Y en el cielo siga brillando la luz más bella.
* * *
Las rojas llamas del fuego crepitaban.
Para agoreros, algo mágico vaticinaban.
Para amantes, el amor grabado recordaban
Y para guerreros, la cercana muerte anunciaban.
* * *
A veces hay una gotita de rocío
En la magistral telaraña plateada.
A veces queda un poco de amor mío
En la vida de un nuevo verso acabada
* * *
Como si de un agujero surgiera
De muy profundo se elevó.
Subió alto y arrogante
Como si tuviera alas
O por una larga escalera trepara.
A veces se percibe en el aire
Como un entrañable recuerdo,
Más parecido a un deseo
Que a otro mensaje en el cielo.
* * *
Somos los portadores del escudo
Y en todos los lances estamos.
Protegemos del acero enemigo
Y también de otros males arcanos.
Surgimos de la historia escrita en piedra,
Con viejas cobardías y recientes agallas.
Traemos sudor, honores y sangre:
¡Somos los servidores de las batallas!
* * *
Sé que he estado oculto mucho tiempo.
He vivido en el interior de oscuros y lúgubres sucesos.
He visitado las mentes más febriles.
Me he extinguido y me han quemado;
Pero he sabido renacer de nuevo.
Vuelvo a surgir como un chorro incesante,
Anegando todo con mi presencia:
¡Estando sólo en el hálito del tiempo
Sé que viviré eternamente!
Autor: J. Francisco Mielgo
24/06/2005
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