En busca de mí…
o soy un maestro. Ni siquiera puedo destacar como un aplicado discípulo. Soy aquél quien ha intentado esforzarse pero que nunca tuvo medios, ayuda ni suerte para lograrlo. Sin embargo hoy prosigo en mis cuitas, en mi largo y penoso desarrollo; levo anclas y arrío mis velas para llegar al destino vislumbrado.
Intento ser tenaz, aunque reconozco que es sofocante vivir únicamente de ilusiones, por mucho que digan que no sólo de pan vive el hombre y aunque la ilusión alimenta el espíritu, no sólo de ilusiones vive el hombre y menos un hombre tan desnutrido como yo. Pero aquí estoy, en la brecha, en el incierto punto de mira de las pretensiones y anhelos que siempre me han fustigado, pues nunca tuvieron calma y siempre han sido un tormento para mí.
Hoy sigo con la ilusión más renovada si cabe, con la ingente lucha en mi fuero interno por conseguir las cosas que todos soñamos y por las que también todos luchamos. ¡Ojalá que, por lo menos, consiga estar bien conmigo mismo! Y espero que esta lucha particular y obcecada me sirva de base no para ser un gran erudito sino el buen hombre que siempre he querido ser.
© J. Francisco Mielgo 2705/2005
20/07/2024
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