Del soldado en la guerra
mi amada esposa: Te escribo esta carta para decirte que te quiero, Y que no puedo dejar de amarte.
Ya sabes que a mí no se me dan bien escribir estas cosas Y alguien me las ha de dictar.
Me han llevado lejos de ti, ¡a una odiosa guerra! Me han dicho que allí puedo perder la vida, y si la guerra no me mata, me moriré de pena.
Ahora me han hecho sargento.
Sargento Noble me llaman; será, acaso, por mis sentimientos.
No sé cuánto tiempo estaré fuera, ni cuándo podremos vernos; pero la distancia y el retraso hará más fogoso el encuentro.
Y juntos haremos después el viaje de nuestros sueños y tendremos a nuestro hijo, ¡y luego seremos dichosos! y ya no habrá más guerra, ni pena, ni gente que muera.
Creo, amada mía, que ese día está muy cerca, y ya puedo percibir el roce de tu presencia.
Creo que ahora puedo verlo escrito en las estrellas y ya casi puedo acariciarte con mis manos.
Mientras tanto, con mis palabras te mando un beso y un gran abrazo.
¡Hasta pronto, amada mía! Aquí me quedo soñando y esperando la llegada de ese día.
P.D.: A la esposa del sargento Noble, persona de elevado sentimiento y gran talla, muerto por el fuego enemigo en el campo de batalla.
J. Francisco Mielgo
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