El buey y la becerra
iendo a un buey trabajando, una becerra que sólo descansaba y comía se condolió de su suerte y se alegró de la propia.
Pero llegó el día de una solemnidad religiosa, y mientras al buey se le hacía a un lado, cogieron a la becerra para sacrificarla.
Viendo lo sucedido, el buey sonrió y dijo:
-Mira, becerra, ya sabes por qué no tenías que trabajar: ¡estabas reservada para el sacrificio!
Cuidado con la ociosidad, pues se podría ocultar en su interior algún mal.
Esopo
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