Rima XXIX
obre la falda tenía
el libro abierto; en mi mejilla tocaban sus rizos negros; no veíamos las letras ninguno creo; mas guardábamos entrambos hondo silencio. ¿Cuánto duró? Ni aun entonces pude saberlo; sólo sé que no se oía más que el aliento, que apresurado escapaba del labio seco. Sólo sé que nos volvimos los dos a un tiempo y nuestros ojos se hallaron y sonó un beso.* * *
Creación de Dante era el libro,
era su Infierno. Cuando a él bajamos los ojos yo dije trémulo: -¿Comprendes ya que un poema cabe en un verso? Y ella respondió encendida -¡Ya lo comprendo!
Gustavo Adolfo Bécquer
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