Rima XXV
uando en la noche te envuelven
las alas de tul del sueño y tus tendidas pestañas semejan arcos de ébano, por escuchar los latidos de tu corazón inquieto y reclinar tu dormida cabeza sobre mi pecho diera, alma mía, cuanto poseo: ¡la luz, el aire y el pensamiento!Cuando se clavan tus ojos
en un invisible objeto y tus labios ilumina de una sonrisa el reflejo, por leer sobre tu frente el callado pensamiento, que pasa como la nube del mar sobre el ancho espejo, diera, alma mía, cuanto deseo: ¡la fama, el oro, la gloria, el genio!Cuando enmudece tu lengua,
y se apresura tu aliento, y tus mejillas se encienden, y entornas tus ojos negros, por ver entre tus pestañas brillar con húmedo fuego la ardiente chispa que brota del volcán de los deseos, diera, alma mía, por cuanto espero: ¡la fe, el espíritu, la tierra, el cielo!
Gustavo Adolfo Bécquer
Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.